Últimamente, cuando me reúno con CIO de cualquier sector, siempre sale a colación el mismo tema: la confianza es el verdadero elemento diferenciador. La nube y la agentic AI son conceptos inseparables, pero el éxito ya no depende solo de la velocidad o la escala. Depende de si los grupos de interés (clientes, líderes empresariales, consejos directivos, etc.) confían o no en tu forma de gestionar los datos, gobernar los agentes de IA y garantizar la seguridad de las operaciones.
Por esta razón, cada vez son más los CIO que utilizan nubes privadas y soberanas como base para sus arquitecturas. Las nubes privadas les brindan el nivel de control y personalización que necesitan para gestionar cargas de trabajo sensibles con mayor seguridad. Las nubes soberanas, por su parte, ofrecen garantías en cuanto a cumplimiento normativo y residencia de datos, algo que los equipos directivos valoran cada vez más. Juntas, las dos nubes forman una capa de confianza sin la cual la agentic AI no podría prosperar.
Pero las nubes privadas y soberanas por sí solas no bastan, pues carecen de la elasticidad, el alcance global y la velocidad de innovación que demandan las empresas actuales. Así pues, la conversación ha dado un giro: el objetivo de las organizaciones ya no es elegir un solo modelo, sino rediseñar su arquitectura con un propósito claro. Deben alinear su estrategia en la nube para, al mismo tiempo, permitir el crecimiento empresarial, garantizar el cumplimiento normativo, apoyar las iniciativas de IA y acelerar la innovación.
El papel de las nubes privadas, soberanas y públicas
He observado que, en sectores como la sanidad, las finanzas y la defensa, los CIO recurren a la nube privada porque les da autoridad sobre la gobernanza y los costes. En ella pueden supervisar de cerca cómo se almacenan y recuperan los datos, asegurándose de que las cargas de trabajo cumplen con las políticas internas de la empresa y la legislación aplicable. Por lo tanto, en sectores muy regulados, la nube privada no es un mero accesorio, sino un requisito esencial.
Y, cuando hablamos de agencias gubernamentales e instituciones financieras, la importancia del cumplimiento es todavía mayor. Las nubes soberanas garantizan que los datos se mantengan dentro de los límites regionales o nacionales, cumpliendo así con el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, la Ley de IA de la UE y la Ley de Portabilidad y Responsabilidad de Seguros Médicos de EE. UU. Pero, al margen de las normativas, las nubes soberanas también sirven para proyectar una imagen de confianza ante los órganos reguladores, los clientes e incluso la ciudadanía. En aquellas organizaciones sometidas a un intenso escrutinio, la soberanía ya no es negociable.
Y, a pesar de esto, todos los CIO que conozco reconocen el papel vital de la nube pública, porque es en ella donde nace la innovación. Las plataformas públicas ofrecen elasticidad, una amplia gama de servicios nativos de la nube y la posibilidad de modernizar aplicaciones a gran velocidad. Son el lugar en el que podemos entrenar modelos de agentic AI de gran tamaño, experimentar con nuevas ideas y escalar iniciativas de éxito al resto de la organización.
En resumen, las nubes públicas son un campo de pruebas donde se pueden testar, validar y acelerar nuevas posibilidades.
Rediseñar la arquitectura con un propósito claro
La moraleja de todo esto está clara: no es cuestión de elegir un modelo frente a otro. Los CIO que más progresos harán serán los que rediseñen su arquitectura con una intención clara. Esto implica asignar cada carga de trabajo al entorno de nube que más sentido tenga: una nube privada si se busca control, una soberana cuando lo que prime sea el cumplimiento y una pública si se necesita mayor agilidad.
No se trata de una decisión tecnológica, sino que la elección depende del planteamiento que elija la dirección. Hay que dialogar con los directivos C-suite y hacerse una serie de preguntas: ¿Cuáles son las necesidades imperativas de nuestra empresa? ¿Qué riesgos tenemos que mitigar? ¿En qué áreas debemos innovar más rápidamente? De este modo, el rediseño de la arquitectura se orientará a estas prioridades.
Si esto se hace bien, se consigue un ecosistema moderno y flexible en el que la gobernanza, la observabilidad y la gestión de datos lo conectan todo de forma ágil y fluida.
Gestión de datos y arquitecturas modernas: la columna vertebral de la IA
Para utilizar la IA con éxito, necesitas una buena gestión de datos. Con un tratamiento adecuado de los datos, sentarás unas bases sólidas a partir de las cuales innovar con confianza.
Cuando las nubes privadas forman parte de un ecosistema de nube híbrido y adaptativo, se gana en flexibilidad, seguridad y rendimiento, gracias a la integración de soluciones privadas, edge y contenerizadas en una única plataforma totalmente gestionada.
De esta manera, se puede:
- Integrar y unificar datos de las nubes privadas, soberanas y públicas.
- Garantizar el linaje y la trazabilidad de los datos (rastreando su origen, transformación y movimiento a través de todo su ciclo de vida) para cumplir con las exigencias de las auditorías y los procesos de cumplimiento.
- Seguir unas políticas coherentes de gobierno de los datos y privacidad, independientemente de la jurisdicción.
- Mantener el rendimiento, la precisión y la relevancia, para que los modelos de agentic AI ofrezcan resultados útiles.
La gobernanza, una barrera protectora nativa
Un aspecto que me hace ser optimista es que la gobernanza cada vez se considera más importante. Hay muchos ejemplos de cómo los proveedores de hiperescala están integrando la gobernanza en sus plataformas, desde los paneles de control de IA responsable de Microsoft Azure hasta la gobernanza con Dataplex de Google o la herramienta SageMaker Clarify de Amazon.
Esto significa que los CIO están dejando de ver la gobernanza como una obligación y empiezan a considerarla una salvaguarda estratégica. El buen gobierno corporativo garantiza la seguridad, la transparencia y la auditabilidad, incluso cuando las cargas de trabajo traspasan fronteras y abarcan numerosos entornos.
Las obligaciones del CIO en la era de la agentic AI
Las nubes privada y soberana proporcionan una base de confianza. Las nubes públicas aportan escalabilidad y agilidad. Pero la obligación del CIO es unificarlas, es decir, rediseñar su arquitectura con una intención clara y crear un entorno flexible, ajustado a la normativa y preparado para el futuro.
Necesitamos arquitecturas en las que la agentic AI pueda desarrollarse de forma responsable, posicionando a las empresas para crecer e innovar. Para lograr el éxito, los CIO no deben elegir entre un modelo u otro, sino colaborar con todo el negocio, redefinir los ecosistemas y alinear las estrategias de nube con las necesidades actuales y las oportunidades del mañana.
Ese debe ser, bajo mi punto de vista, el modelo de liderazgo en la era de la IA.