Se espera que para 2025 haya en el mundo 861 millones de usuarios de criptomonedas y otros activos digitales, según datos de la investigadora de mercado Statista. Para los bancos tradicionales, esto representa una oportunidad significativa: la de aprovechar su experiencia y su posicionamiento en el mercado para ofrecer servicios de custodia que garanticen la seguridad y la accesibilidad a estos activos por parte de sus propietarios, muchos de los cuales aún miran de reojo a los exchanges, que también brindan custodia, pero que aún se encuentran en pleno desarrollo madurativo y muchos de ellos no regulados.
En efecto, que un mismo banco integre las criptomonedas al resto de sus servicios financieros representa para los usuarios no sólo una mejora en la experiencia del cliente sino que, además, agrega una necesaria capa de confianza a la gestión de los activos digitales.
En el corazón de esta potencial transformación se encuentra Blockchain y las tecnologías de registro distribuido (DLT), que ya es utilizada por el 18% de las empresas latinoamericanas, de acuerdo al informe 2024 sobre adopción de tecnologías emergentes en la región elaborado por NTT DATA. El hecho de que sean transferencias de valor con todas las transacciones verificables e inmutables permite una trazabilidad de punta a punta de los activos digitales, incluyendo todas las transacciones realizadas por todas las partes involucradas. Además, su naturaleza criptográfica asegura que los activos quedan protegidos contra accesos no autorizados y manipulaciones.
Desafíos: integración tecnológica y evolución regulatoria
En el trayecto, los desafíos que enfrentan los bancos para incorporar la custodia de criptomonedas a sus carteras de servicios son múltiples. La transformación digital y la modernización hacia sistemas abiertos e interoperables se convierte en una condición necesaria para lograr una mayor integración con las plataformas cripto.
La actualización de los sistemas también debe abordar cuestiones de seguridad, ya que resulta imprescindible que los activos digitales estén protegidos contra fraudes y ataques cibernéticos. De todas formas, este es otro aspecto en el que los bancos tradicionales tienen gran experiencia.
Al mismo tiempo, es esperable que los marcos regulatorios evolucionen para abarcar esta alternativa para proteger a los usuarios, evitar actividades ilícitas y garantizar la transparencia de las operaciones. En esos casos, los bancos necesitarán adaptar rápidamente sus sistemas para garantizar el cumplimiento de las normativas.
De nuevo, blockchain y las DLTs juegan aquí un rol clave: al proporcionar un registro único e imposible de manipular sobre todas las transacciones, permite generar informes auditables en cualquier momento.
Los primeros pasos hacia un nuevo mercado
Algunos bancos ya están comenzando a ofrecer servicios de custodia de criptomonedas. Permiten que los clientes almacenen sus activos digitales de forma segura dentro del entorno bancario, proponiendo todas las garantías existente -pólizas de seguro, protección contra fraudes- y utilizando diferentes alternativas.
Por ejemplo, las wallets o billeteras de hardware. Se trata de dispositivos físicos que almacenan las claves privadas de manera offline, lo que brinda altos niveles de seguridad. Las wallets de software, por su parte, son aplicaciones que permiten el almacenamiento en dispositivos móviles o de escritorio. Si bien resultan más convenientes, también pueden ser menos seguras que las anteriores. Incluso aparecen opciones ligadas a lo más tradicional del mundo financiero: el almacenamiento en papel. Es decir, imprimir las claves privadas y conservar ese documento en un lugar seguro.
En conclusión, los bancos necesitan abrazar Blockchain/DLTs para incorporar las criptomonedas en sus carteras de servicios y acelerar su viaje hacia el futuro. ¿O acaso alguien está dispuesto a resignar más de 800 millones de potenciales clientes y un mercado en expansión que para el 2030 puede ser más grande que el capital de mercado del oro?